Moscú mezcla el lujo y la miseriaUna ciudad repleta de contradicciones...
EFE, 24 de Agosto de 2006
Alberto Barco
Moscú es hoy una ciudad de contrastes... Nuevos ricos que han adquirido fortunas impensables merced a la difícil y caótica transición entre el modelo comunista y el capitalista, y una población que sobrevive en paupérrimas condiciones.
Las doradas cúpulas presiden la ciudad de Moscú, destino de miles de turistas deseosos de ver el Palacio del Kremlin, de perderse en la fastuosa Plaza Roja, o de hacer unas compras en el GUM, el centro comercial por excelencia.
Pero en Moscú también existe una realidad que el viajero seguramente no desee ver, la de miles de personas que malviven en situaciones lamentables, sin apenas dinero para comer, mantener su calefacción u obtener la ayuda médica indispensable.
Incluso esta realidad está suavizada, ya que no tiene en cuenta a los múltiples vagabundos que ocupan las calles. El metro es el mejor ejemplo del contraste moscovita: un de los símbolos de la ciudad, ha tomado como literal el nombre que le dio Lenin, el mítico líder bolchevique: el palacio del pueblo; convertido en muchos tramos en un auténtico albergue, el metro acoge a cientos de personas que escapan del frío y la violencia de la calle.
Un pueblo en la precariedad
El contraste existente en Rusia es abrumador: mientras los magnates se enriquecen de manera increíble al amparo de un sistema inoperante en la práctica, que permite acuerdos de negocios que bordean y en muchas ocasiones sobrepasan los límites de la legalidad, se crea una tremenda situación de pobreza y miseria.En Moscú, 40 mil personas sin techo malviven en la ciudad sin apenas recursos.De entre ellos, sólo el 10 por ciento son naturales de la ciudad, el resto proviene de otras partes de Rusia castigadas por las guerras acaecidas a principios de los años 90 y por la pobreza, aun mayor en las zonas rurales que en las grandes ciudades.
Más de 3 mil niños viven en la calle, escondiéndose de las autoridades que, en principio, deberían cuidar de ellos.Existe una institución estatal, la Pruit, de la que la mayoría de menores huye a la menor ocasión ya que no se les presenta alternativa alguna a sus tristes vidas. Normalmente, acaban volviendo a la calle, donde suelen ser víctimas de las drogas y la prostitución.Infantes que no han tenido acceso a la enseñanza, ni siquiera a la básica, en parte debido a las trabas burocráticas heredadas del régimen comunista, en parte por la falta de medios que les ha impedido no ya comprar el material indispensable, sino incluso tomar el autobús hasta la escuela.
Del otro lado, la opulencia...
La alcaldía moscovita, por su parte, ha intentado recuperar el esplendor de otras épocas con una inversión que recupere los viejos edificios, palacios y museos típicos de las postales.Así, Moscú es hoy una ciudad de aspecto moderno, con nuevos negocios que convierten a la parte céntrica y turística en una perfecta competidora para París o Nueva York.Al ser Moscú la ciudad en la que todos los rusos desean vivir, por ser la más dinámica y la que mayor crecimiento está teniendo, el precio de la vivienda no baja.
Muy al contrario; en los últimos años, la burbuja inmobiliaria ha crecido de manera desorbitada haciendo que los precios, tanto de alquiler como de compra, se disparen.Esto es idóneo para los propietarios de casas, que las alquilan a los extranjeros por cantidades que rondan los 6 mil euros al mes, pero se convierte en un escollo para quienes quieren adquirir una, ya que sus salarios no permiten pagar la hipoteca que les exigen los bancos.El sueldo medio entre los habitantes de Moscú es de 150 euros, apenas lo justo para sobrevivir en una ciudad que ha avanzado hacia la privatización sin tener en cuenta que la población no tiene medios para alcanzar sus ventajas.Los millonarios viven en las afueras, apartados de los más pobres, en urbanizaciones de lujo que les alejan de la sensación de miseria que se respira en otras partes de la ciudad.
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